Ella se siente viejísima con sólo veintitrés años, se va porque no puede o no quiere quedarse, peregrina de Madrid a Málaga, de Heilbronn a Heidelberg, siempre con el “síndrome de la valija”, se establece en un sitio como Berlín que es la perfecta metáfora de la “idea del otro lado”, sobrevive por momentos alimentada “como los pájaros, con el alpiste de la compasión” y vuelve diez años más tarde a la Argentina para enamorarse de un hombre y cavilar: “Me había ido para irme, simplemente”. Pero ya nada es lo mismo, desde luego. El padre ha muerto. Los recuerdos le pesan como un sombrero de piedra que no se puede sacar. Entre medio, hubo de todo: una loca que propina una cachetada, sabotajes en Ikea, mil y un oficios, Alexander, Julia y Kolya. Y ahora, cuando echa o parece echar raíces en la granja Del Monje, en el sur del mundo, entre frutillas y arvejas, entre Marco y Madame Cupin, una muerte, la policía, las sospechas…
Me pareció interesante la premisa de este libro. El personaje es una chica muy joven que vive un tiempo en cada lugar. Y aunque siempre encuentra afectos, siempre se va. Algo le pasa que no la deja contentarse, quedarse quieta. Se va y se despide de todos. No se sabe qué busca o de qué huye.
El problema con esta novela fue justamente que la terminé sin haber podido entender al personaje. Es una protagonista esquiva, pero creo que además la escritura demasiado cuidada y trabajada haya sido un obstáculo para poder conectarme como lectora a la historia. Como si las palabras de la autora fueran una barrera, un vidrio esmerilado a través del cual apenas se puede divisar algo del personaje. No puede evitar comparar esta novela con “Agosto” que leí justo antes. Allí estaba todo expuesto: “puso toda la carne al asador” como decimos los argentinos. Tal vez fuese una prosa menos elegante, pero al final del libro uno sentía que había estado realmente en la cabeza de esa chica.
“Cada Despedida” está escrita en forma fragmentada. Se van contando partes de la vida de la protagonista en Málaga, Heilbronn, Heidelberg y El Bolsón. De cada uno de sus destinos trae recuerdos, que se van completando de a poco. Esto también le restó un poco de intensidad.
Es definitiva: un libro muy bien escrito, con una premisa interesante, pero para mi gusto demasiado trabajada la escritura, le faltó naturalidad y encarnadura al personaje.
Para leer las primeras páginas de la novela y ver si están de acuerdo o no conmigo: