Al anciano Prétextat Tach, premio Nobel de Literatura y acérrimo enemigo de las entrevistas, sólo le quedan dos meses de vida. “Al hacerse pública la noticia de su próximo fallecimiento, en plena guerra del Golfo, periodistas de todo el mundo solicitan un encuentro con el novelista. Sólo cinco lograrán su propósito; los cuatro primeros serán víctimas de la arrogancia y capacidad destructiva de un genio decidido a vengarse del mundo despreciándoles y sometiéndoles a toda clase de humillaciones.
La última entrevista, plagada de sorpresas, resolverá el enigma de tanta amargura con un violento y despiadado interrogatorio por parte de los dos duelistas dialécticos. El descubrimiento de un terrible secreto y un desenlace espeluznante, constituyen el colofón de esta historia sombría que se fundamenta en la magistral brillantez de los diálogos. Primera obra de Amélie Nothomb, Higiene del asesino dio a conocer el talento de su autora al manejar la crueldad, el cinismo y la ambigüedad para construir una atmósfera tan irrespirable como literaria.”
Higiene del asesino fue la primera novela de Amelie Nothomb. Habiendo leído prácticamente su obra completa (mi marido me encargó a España las tres novelas que me faltaban, me quedan dos por leer) me llama la atención la madurez de este primer libro, y la presencia de todos o la mayoría de sus temas recurrentes. Creo que alguien que no haya leído nunca a Nothomb bien podría tener un panorama leyéndolo.
Ya hice comentarios sobre Nothomb anteriormente, pero vuelvo a contar aquí que esta autora tiene una serie de libros autobiográficos, buenísimos todos sin excepción. Si se sigue el orden cronológico de su vida (que no es el de publicación de los libros) estos son “Metafísica de los tubos”, “El sabotaje amoroso” “Biografía del Hambre” “Estupor y Temblores” “Ni de Eva ni de Adán”. Luego tiene libros de ficción. Ahí el nivel no es tan parejo, aunque es una autora que se disfruta por su excentricidad, los mundos que logra crear y la escritura en sí misma, en la que su voz tan personal y lúcida se refleja permanentemente.
Hay temas que están presentes tanto en las novelas de ficción como las autobiográficas: empezando por la idea del “enemigo”. En la obra de esta autora, sea la biográfica ( “El sabotaje amoroso” y “Estupor y Temblores”) o de ficción (“Cosmética del Enemigo” “Diccionario de Nombres propios” “Antichrista” “Acido Sulfúrico”) siempre hay un personaje antagónico que viene a desafiar al protagonista.
También el tema de un pasado oscuro, crímenes no confesados, asesinatos, asesinos a sueldo, y la culpa o la falta de ella (“Cosmética del enemigo” “Acido Sulfúrico” y “Diario de Golondrina” “Brillante como una cacerola”).
Belleza y fealdad, gordura, monstruosidad forman parte del universo Nothomb. Siempre aparecen de un modo u otro, al igual que la comida, los desórdenes alimentarios, la gula o el disfrute de la comida como un lujo.
En la obra de Amélie hay seres bellísimos u horripilantes, obesos o anoréxicos, sin escalas.
En “Higiene del asesino” hay un poco de todo esto. También la forma de contar la historia es un adelanto de lo que serían sus futuras novelas. La narración es cercana a lo teatral (el libro lo componen una serie de entrevistas y por lo tanto es casi todo diálogo en único escenario), y en la segunda parte a través del diálogo aparece un relato delirante y con gran suspenso. También el recurso de utilizarse a sí misma como personaje (o en este caso puntual, un alter ego) está presente.
Finalmente, hubo otra cosa que me sorprendió mucho de esta novela y es que la autora no era en absoluto el personaje famosísimo que es hoy. Sin embargo esta novela parece un manifiesto de lo que sería ella en el futuro como escritora: el personaje de Pretextat Tach escribe todos los días sin parar (ella escribe todos los días cuatro horas por días sin excepción), se niega a conceder entrevistas (ídem), los títulos de sus libros son un poco delirante (ver listado de obras de Nothomb), y habla de la ficción como un engaño, burlándose de quienes creen ver en un relato delirante alguna metáfora profunda. Esto último ya explica de antemano a los lectores que sus futuras novelas de ficción son simples artificios de su autora, sin ninguna pretensión. Les advierte que no se quemen las neuronas. Si hay alguna verdad, algo parecido a una ideología, ella la escribirá sin dobleces.
Me pareció increíble que este haya sido su primer libro: ¡¡bien podría haber sido el último!!
Lleno de líneas inteligentes que arrancan carcajadas, con una vuelta de tuerca muy buena, para mí no fue inquietante como lo consideraron otros lectores, sino entretenido, lúcido y lúdico. Tal vez no me provocó escalofríos porque ya hace tiempo me había dado cuenta que en las historias de Amélie no hay lectura entrelíneas. Es una historia, no pretende ser más que eso. No hay universalidad en Nothomb. Porque ella es un universo aparte.