Así como yo desde muy
chica me incliné a los libros, y mi hermana Jimena precozmente demostró talento
musical, mi hermano César es un destacado artista plástico.
Hace unos años su
obra “Interior” fue seleccionada en el Salón de Artistas nóveles de Viedma,
entre cientos de participantes.
Con su profesora y el cuadro "Interior"
Esta semana expuso en la Biblioteca de la Legislatura de Viedma
tres de sus pinturas mas recientes: las que dan inicio a esta entrada, tituladas
“Escaleras y Ventanas” y “Marina” y finalmente el bellísimo tríptico que hizo para
su sobrina Zoe. La orgullosa propietaria lo tiene en su habitación y lo prestó para la ocasión.
Esta obra tiene un
significado especial para mí, porque en el 2010 yo le pedí a César que me
pintase un cuadro, con idea de que fuese la tapa de mi novela “El Idioma
Inventado”, si alguna vez la publicaba. Para eso le conté un cuento infantil que
aparece en la novela y que, de hecho, da título a la misma. El cuento tenía
animales como protagonistas y yo, conocedora del gran amor de César por los
animales, intuí que se iba a entusiasmar con la premisa. ¡Y asi fue! No sólo me
hizo la tapa del libro, sino que también después hizo una versión nocturna, que
el llamó “Los Animales en la noche”, el tríptico que le dedicó a Zoe (yo estaba
embarazada mientras lo pintaba, y cuando se enteró que sería una nena añadió
flores de color rosa)
Mis hermanos
Hablar de mi hermano
siempre me resulta un poco dificil, no porque me cueste o me resulte doloroso.
Al contrario, no tengo mas que sentimientos de orgullo y amor hacia él: el
problema suele ser que que hay que dar demasiadas explicaciones que a esta
altura a mis 38 años me resultan un poco cansadoras.
Mi hermano llegó
cinco años después que yo, y al poco tiempo mis padres se dieron cuenta de que
“algo” no andaba del todo bien: el bebé no jugaba con las manos, y mas adelante
le costó mucho decir sus primeras palabras.
Contra el consejo del
pediatra que decía que “los varocitos son mas lerdos que las nenas”, lo llevaron
a especialistas en Buenos Aires que confirmaron que tenía un retraso madurativo.
El diagnóstico nunca fue preciso. Me acuerdo que por mucho tiempo yo les decía a
mis amiguitos que mi hemanito tenía un “problema de comunicación”, porque era en
el habla donde se manifestaba su dificultad.
Nunca olvidaré el día
que la palabra “discapacitado” entró en mi vida. Fue algo muy fuerte y
definitivo. Mi mamá me dijo: “A partir de ahora vos no tenés que decir mas que
tu hermanito tiene un problema de comunicación, sino que es discapacitado”. Creo
que ese momento de asumir la realidad y ponerle la palabra precisa fue una
inflexión en mi familia y en mi vida. Una vida en la que las palabras siempre
pesaron fuerte.
Hubo muchos médicos,
licenciados, docentes que acompañaron la tarea y la lucha de mis padres para que
César tuviera posibilidades de progresar, de hacer cosas y de ser feliz.
Unos años después la
familia se completó: llegó mi hermana Jimena, y su nacimiento fue curativo para
todos, porque nos sacó un poco de ese mundo.
Con el tiempo los
logros de César se fueron sucediendo uno tras otro y la familia casi se fue
olvidando de que uno de sus integrantes era “especial”.
Así es como nos gusta
pensar en César. En que es alguien especial. Especial por su ternura, por su
afecto, por su paz, su solidaridad, su falta de dobleces, sus buenos
sentimientos.
Pienso en mi hermano
y todo lo que me viene a la mente son buenos recuerdos: baños en el mar y
castillos de arena, viajes escuchando música, clases de equitación en cálidos
días de otoño, tardes de invierno tomando mate, paseos por una Buenos Aires que
siempre tenía algo mas escondido para mostrarnos (palomas comiendo de nuestras
manos, animales fabulosos en el zoo...), asados familiares, navidades, locros
del 25 de mayo...
Cuando le mostré a mi
psicóloga (que también se dedica a la pintura) las fotos de los cuadros de
César, me dijo que era evidente que el artista era alguien que miraba el mundo
desde otro lugar.
Es imposible para mí,
imposible para nadie saber cual es ese lugar.
Pero cualquiera que
conozca a mi hermano sabe que, seguramente, se trata de un lugar mejor.