En “La hermandad de la uva” es el primer libro de la saga que tiene como protagonista a Henry Molise, (alter ego de Fante). En este volumen, Molise, quien ya es un escritor de cierto éxito, vuelve a su hogar natal, en San Elmo, para mediar en una discusión entre sus padres a petición de sus hermanos. Este viaje, que tiene la intención de ser corto y se va a largando merced las triquiñuelas de sus progenitores, será el punto de partida para que Henry recupere los recuerdos de su infancia, su juventud, y el descubrimiento de su vocación de escritor. Los sentimientos con los que el protagonista ha convivido, comienzan a tomar un nuevo sentido a medida en que transcurre la historia, y Henry ve a su padre bajo una nueva luz. Mientras leía este libro, me sentí como una marioneta en manos del autor, que es capaz de contar una anécdota graciosísima, llena de color, y rematarla con una frase durísima. El talento de Fante le permite que las pocas páginas de la novela alberguen reserntimiento, frustraciones, dolor, y también amor, ternura reconciliación y -casi en cada página- humor inteligente.
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miércoles, 15 de abril de 2009
La hermandad de la uva. John Fante
En “La hermandad de la uva” es el primer libro de la saga que tiene como protagonista a Henry Molise, (alter ego de Fante). En este volumen, Molise, quien ya es un escritor de cierto éxito, vuelve a su hogar natal, en San Elmo, para mediar en una discusión entre sus padres a petición de sus hermanos. Este viaje, que tiene la intención de ser corto y se va a largando merced las triquiñuelas de sus progenitores, será el punto de partida para que Henry recupere los recuerdos de su infancia, su juventud, y el descubrimiento de su vocación de escritor. Los sentimientos con los que el protagonista ha convivido, comienzan a tomar un nuevo sentido a medida en que transcurre la historia, y Henry ve a su padre bajo una nueva luz. Mientras leía este libro, me sentí como una marioneta en manos del autor, que es capaz de contar una anécdota graciosísima, llena de color, y rematarla con una frase durísima. El talento de Fante le permite que las pocas páginas de la novela alberguen reserntimiento, frustraciones, dolor, y también amor, ternura reconciliación y -casi en cada página- humor inteligente.
Ni de Eva ni de Adán. Amélie Nothomb
Amelie ya es una amiga, por eso cada vez me cuesta mas hacer una reseña de sus libros. Cuando llega uno a mis manos sé que lo voy a devorar en un dia o dos. Mi intimidad con esta autora es tal que cuando miré la contratapa de “Ni de Eva ni de Adán” que me regaló mi marido, lancé un alarido: -¡La historia de Rinri! ¡Al fin!-. Y es que hay varias referencias a esta historia de amor en novelas autobiográficas anteriores. Es cierto que Nothomb nunca decepciona cuando se convierte en su propio personaje. Ella no necesita de artificios ni de seres míticos para crear mundos extravangantes, porque consigo misma basta. Cada línea que escribe es un manifiesto de su excentricidad, su mirada y su forma de vivir: un poco infantil, un poco anárquica, nunca aburrida.
Ella es única y lo sabe. Y ha logrado que muchísima gente lea lo que escribe, fenómeno respecto del cual es la primer sorprendida. Como dijo Paul Éluard “Hay otros mundos, pero están en este”: Uno de esos mundos es el cerebro de Amelie. Y todos, en la grisura de nuestras vidas, en la cobardía de nuestras elecciones, necesitamos un poco de ese mundo. Por eso engullimos glotonamente sus novelas en pocas horas. Y quedamos siempre a la espera de mas, con la tranquilidad de saber que ella todos los dias, de cuatro a ocho de la mañana, complace nuestra angurria.-
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