Contraportada: “Los protagonistas, chicos y chicas en su mayoría Jovencísimos, de esta novela viven cerca de una base norteamericana, consumiendo toda clase de drogas, yendo a conciertos de rock, organizando orgías para los soldados yanquis, todo ello sin aparente pasión ni placer. Con emblemática pasividad, se deslizan hacia la autodestrucción, como resultado no sólo de su situación presente, sino de un futuro bloqueado. El tratamiento del autor, frío y antisentimental, destila sin embargo un sentimiento de algo puro y no mancillado. Su técnica, con su ausencia de tabúes, de condenaciones morales y de detalles superfluos, se aproxima al cinéma-vérité, con unos toques de surrealismo.”En el primer capitulo se inyecta una chica, en el segundo se inyectan todos mientras toman y fuman, y el protagonista casi se muere. Unas páginas mas y presenciamos una orgía tan violenta que mas bien parecen muchas violaciones en un mismo cuarto. Todo entre violencia verbal, suciedad y un calor que parece mas agresivo que las drogas. Hay sangre, agujas, vómito, saliva y todas las demás secreciones humanas posibles e imposibles. Es una novela de drogas, sexo y jazz.
Duro, durísimo, implacable. Fatigoso para el lector. Uno se siente vapuleado, maltratado a cada página.
Sin embargo leí varios capítulos de este libro de un tirón. No lo podía dejar. Tenía otro compromiso, sólo por eso me despegué de él. Dejé el libro en mi casa, pero yo me quedé en el libro.
Ese fue el primer día de lectura de “Azul Casi transparente” de Ryu Murakami.
Hay un desenfreno en el relato, en los personajes. Es un desenfreno muy diferente al de Kerouac en “On the road”. Aquí el desenfreno proviene del puro vacío, del desinterés, de la desesperanza. No hay pasión juvenil, ni poesía.
Esta cualidad adictiva del relato proviene probablemente de esta cualidad que señala la contraportada, esta aproximación al cine de la escritura. En efecto, las imágenes son absolutamente fieles, fotográficas, y los climas están muy logrados. Sin embargo, esta virtud también constituye lo que menos me gustó del libro: Sentí que no había una mirada lúcida, una mirada reflexiva. Simplemente una mirada exacta y detallada de la realidad. Tal vez con eso solo baste. Pero si hablamos de libros crueles, aquí lo cruel es la pura imagen, mientras que en otros autores (A. M. Holmes, Fleur Jaegy) cualquier escena de la vida cotidiana aparentemente de lo mas normal, nos eriza la piel.
Es un autor interesante, y me gustaría leer alguna otra de sus obras, quizás menos autobiográfica. Teniendo en cuenta que esta fue su primer novela y la publicó siendo muy joven, es prometedor.