martes, 16 de marzo de 2010

Azul casi transparente. Ryu Murakami


Contraportada: “Los protagonistas, chicos y chicas en su mayoría Jovencísimos, de esta novela viven cerca de una base norteamericana, consumiendo toda clase de drogas, yendo a conciertos de rock, organizando orgías para los soldados yanquis, todo ello sin aparente pasión ni placer. Con emblemática pasividad, se deslizan hacia la autodestrucción, como resultado no sólo de su situación presente, sino de un futuro bloqueado. El tratamiento del autor, frío y antisentimental, destila sin embargo un sentimiento de algo puro y no mancillado. Su técnica, con su ausencia de tabúes, de condenaciones morales y de detalles superfluos, se aproxima al cinéma-vérité, con unos toques de surrealismo.”
En el primer capitulo se inyecta una chica, en el segundo se inyectan todos mientras toman y fuman, y el protagonista casi se muere. Unas páginas mas y presenciamos una orgía tan violenta que mas bien parecen muchas violaciones en un mismo cuarto. Todo entre violencia verbal, suciedad y un calor que parece mas agresivo que las drogas. Hay sangre, agujas, vómito, saliva y todas las demás secreciones humanas posibles e imposibles. Es una novela de drogas, sexo y jazz.
Duro, durísimo, implacable. Fatigoso para el lector. Uno se siente vapuleado, maltratado a cada página.
Sin embargo leí varios capítulos de este libro de un tirón. No lo podía dejar. Tenía otro compromiso, sólo por eso me despegué de él. Dejé el libro en mi casa, pero yo me quedé en el libro.
Ese fue el primer día de lectura de “Azul Casi transparente” de Ryu Murakami.
Hay un desenfreno en el relato, en los personajes. Es un desenfreno muy diferente al de Kerouac en “On the road”. Aquí el desenfreno proviene del puro vacío, del desinterés, de la desesperanza. No hay pasión juvenil, ni poesía.
Esta cualidad adictiva del relato proviene probablemente de esta cualidad que señala la contraportada, esta aproximación al cine de la escritura. En efecto, las imágenes son absolutamente fieles, fotográficas, y los climas están muy logrados. Sin embargo, esta virtud también constituye lo que menos me gustó del libro: Sentí que no había una mirada lúcida, una mirada reflexiva. Simplemente una mirada exacta y detallada de la realidad. Tal vez con eso solo baste. Pero si hablamos de libros crueles, aquí lo cruel es la pura imagen, mientras que en otros autores (A. M. Holmes, Fleur Jaegy) cualquier escena de la vida cotidiana aparentemente de lo mas normal, nos eriza la piel.
Es un autor interesante, y me gustaría leer alguna otra de sus obras, quizás menos autobiográfica. Teniendo en cuenta que esta fue su primer novela y la publicó siendo muy joven, es prometedor.

jueves, 4 de marzo de 2010

La dama de Blanco. Wilkie Collins


Entusiasmada por la experiencia de "La Piedra Lunar" decidí emprenderla con otro libro de este autor. En este caso, "La Dama de Blanco" es una historia de amor. es decir, no tiene el componente policial de "La Piedra Lunar", donde el misterio se desconoce hasta el final del libro. En aquella historia, el componente amoroso iba por detrás del misterio, en un segundo plano. No por nada se ha dicho que fue la primer novela policial de la historia.
Aquí, en "La Dama de Blanco" el lector sabe a cada paso lo que sucede, casi todo le es revelado. Lo complicado es la demostración del crimen, que hará mas fácil la vida de los desventurados amantes. Al igual que en "La Piedra Lunar" el autor utiliza la narración a través de diversos personajes, lo que hace al libro entretenido al ir cambiando cada tanto de registro, y al revelar mediante la escritura la forma de ser de los protagonistas.
En realidad es una novela sin demasiado valor literario, meramente entretenida. Los personajes son unidimensionales: o buenos buenísimos o malos malísimos. Tal vez con excepción del conde Fosco, que podria ser el componente mas interesante del libro. Por otra parte, la novela ha envejecido mal, ya que las mujeres lloran y se desmayan por nada, y todo es exagerado y dramático por demás.
Wilkie Collins tuvo bastante éxito en su época, era compinche de Dickens y escribía en su revista. Era una especie de Dan Brown (mientras que Dickens era una especie de Stephen King, jajaja). Lo que quiero decir es que me leí un best seller. Pero un best seller del Siglo XIX ... que con todas las críticas que se les puede hacer, siguen siendo muy superiores a los del Siglo XXI ....