lunes, 6 de mayo de 2013

Siempre Hemos Vivido en el Castillo. Shirley Jackson

Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto."
Libro que me trajo de regalo mi hermana de Barcelona!!!


Allá lejos y hace tiempo, cuando la Lectora iba a la escuela primaria, nuestros ojos de niños miraban con pavor una casona antigua que se elevaba imponente en la acera de enfrente. Enorme, de un gris que la hacía aparecer fuera de este tiempo, como conservando los colores de una fotografía sepia, y con los postigos siempre cerrados. Contaba la leyenda de aquellos tempranos años ochenta, que en la casona vivía una muda. Así como les cuento: una muda (Los niños no son políticamente correctos con los discapacitados, o no lo eran al menos en aquella época). La misantropía de la misteriosa habitante de la casa nos fascinaba, y siempre estábamos atentos a si se abría una ventana. Pero nunca tuvimos ni un atisbo de la o los habitantes. Y hasta el día de hoy, treinta años después, no puedo decir que haya visto una sola vez una ventana abierta. Sin embargo, la casa está habitada. Misterio y leyenda en pleno centro de la ciudad.
Casona Viedmense
 
 

Esta introducción viene cuento, porque creo que el libro “Siempre Hemos Vivido en el Castillo” recrea de alguna manera el nacimiento de este tipo de pequeñas leyendas locales. ¿En qué pueblo no hay una casa misteriosa, abandonada o con fantasmas? La novela, con una narradora interesante, algunas vueltas de tuerca y un final bastante inesperado, es una suerte de fábula susceptible de varias lecturas. La edición que me trajeron de España tiene un excelente posfacio escrito por Joyce Carol Oates, con una análisis tan completo, que me intimida decir algo acerca la obra.

El personaje de Merricat es muy peculiar: epicúrea (todo el tiempo se nos relatan las maravillosas comidas que prepara su hermana Constance, y que son un poco la razón de ser de la tranquila e idílica vida familiar de los Blackwood), obsesivo-compulsiva, solitaria y fantasiosa. A contrario de lo que puede suponerse por el comienzo de la novela, ella nos pinta un mundo donde los únicos buenos son los pocos habitantes de la casona donde vive, mientras que la gente del pueblo y los "extraños" son todos malos, repulsivos, toscos y desagradables. Para mantenerse "protegida" se vale de una serie de cábalas y pequeños rituales. El comienzo del relato, con una incursión al pueblo que me remite practicamente a un juego electrónico donde el protagonista debe sortear miles de escollos (casi todos imaginarios, en el caso de Merricat) ya nos pone en la mente de alguien que desea ante todo el aislamiento y una vida retirada con su adorada hermana. Por supuesto que esa vida que ella concibe como perfecta se verá amenazada... y allí de alguna manera empieza y también termina la historia.
 
No sé que esperaba cuando leí el comienzo de esta novela en el blog de LittleEmily... pero sin lugar a dudas que me dejó lo suficientemente intrigada para que, cuando me preguntaron qué regalo quería que me trajeran de España, no dudé ni un instante en pedir este ejemplar. Y me encontré con una historia fuera de lo común y con un personaje inolvidable. (Tal vez "la muda" de la casona viedmense también lo sea... al fin y al cabo ¿quién puede saberlo?)



Pequeña biografías de la autora:
Shirley Jackson (San Francisco 1916 ― Bennington 1965) estudió en la Universidad de Syracuse. En 1948 aparecieron su primera novela, The Road Through the Wall, y el cuento «La lotería», que se ha convertido en un clásico del siglo XX. Su obra ―que también incluye otras novelas como Hangsaman (1951), The Bird’s Nest (1954) o La maldición de Hill House (1959) y los ensayos autobiográficos Life Among the Savages (1953) y Raising Demons (1956)― ha ejercido una gran influencia en Stephen King, Richard Matheson, Jonathan Lethem y Donna Tartt, entre otros escritores. En 1962 publicó Siempre hemos vivido en el castillo, que fue considerada por la revista Time como una de las diez mejores novelas del año.

3 comentarios:

  1. Ya decía yo que esa bolsa me sonaba? (dicho con rintintín) Jeje, en cuanto la vi pensé: En Argentina también hay tiendas de Casadelllibre?
    Me alegro que hayas disfrutado del regalo de Barcelona.
    Besos.

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    1. Lo mas tragicomico e sque cuando estuve en Buenos Aires ¡lo ví!

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  2. ¡Valeria! yo también pido libros cuando los míos van por el mundo y me preguntan que quiero...lo que no los hace felices, por el peso ;-)
    ¡me alegro que te gustara! aquí en mi ciudad, la casa embrujada se llama "la Casa de los Perros" http://transparenciasdomi.blogspot.mx/2009/06/la-leyenda-de-la-casa-de-los-perros.html te dejo un link por si quisieras leer la leyenda (has de disculpar que no lo haga de otra manera pero mis capacidades cibernéticas son muy limitadas).
    Un beso,
    Ale.

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