"Derrumbe" se presenta como el testimonio de un escritor que acaba de separarse y vuelca todo su dolor y la frustración que esta situación le provoca. En especial el dolor que le significa verse separado de su hija.
La novela se lee de un tirón, pero en realidad del famoso derrumbe ni nos enteramos.
En su momento no quise comprar el libro, y cuando mi marido lo trajo este año lo dejé por meses en la biblioteca. Ningún momento me parecía conveniente para enfrentarme a eso: a un derrumbe. A una crisis total.
Pero cual no fuera mi sorpresa al encontrarme con un libro bastante light, en el que el protagonista no parece tan enloquecido de dolor.
¿Qué tiene de original o diferente “Derrumbe”? Supuestamente el autor tomó un episodio de su propia vida y escribió o plasmó ese momento en clave autobiográfica, sin filtro, si siquiera cambiar los nombres de las personas involucradas. A esta modalidad se la llamó “literatura del yo”. Una forma estilizada de decir “basado en una historia real” o “como la vida misma”. Pero señores: (toc-toc ¿Hay alguien ahí Mc. Fly?) ¿Esto lo inventó Guebel? ¿Estamos todos locos? Nombro dos o tres antecedentes, de los primeros que me salen porque la lista es infinita: Marguerite Durás, Paul Auster, Amelie Nothomb, J.M. Coetzee y el mas maravilloso alter ego que haya dado a luz un escritor: El Henry Chinaski de Bukowski.
Lo más interesante del libro de Guebel publicado en 2007 por Mondadori, ha sido la polémica y los comentarios que suscitó y que aparecieron publicados en los suplementos culturales (Radar,Perfil, Revista Ñ) y otros sitios web. Todos super favorables (salvo el de Quintín, nobleza obliga) y hasta en algunos de ellos se atreven a sugerir que Guebel ha abierto una nueva puerta en el mundo literario, o algo por el estilo.
Pero a ver, a ver: busquemos alguna otra particularidad. Se supone que el libro es una suerte de desahogo, una descarga, un vómito de todo lo que al autor/protagonista se le pasa por la cabeza en el momento de crisis. Pero igual que el derrumbe, esto se queda a mitad de camino. Si bien hay partes escritas de manera tal que da la sensación de improvisación o de escritura automática, de diario íntimo, estos pasajes son cruzados por otros más estilizados, donde se narran historias de amigos del protagonista o meras divagaciones de maestro ciruela que pueden llegar a ser aburridísimas. Es decir que el ritmo de la novela es desparejo.
Me gusta que los autores se desnuden en sus libros. Y no siento que Derrumbe contenga una confesión plena, descarnada. Me pareció un libro calculador, contenido, completamente consciente de que iba a ser leído por ésos cuyos nombres no fueron cambiados.
Y no sé si para una entrega total hace falta el registro autobiográfico ¿No mostrarán más las vestiduras de la ficción? Para muestra basta un botón: Cuando terminé de leer “Agosto”, el para nada autobiográfico libro de Romina Paula, me quedé con la impresión de que había conocido lo mas profundo de la intimidad de la autora. No había duda de que Emilia (personaje) y Romina (autora) eran una misma persona, aunque sus circunstancias fuesen muy diferentes.
“Derrumbe”, entonces es un libro más, sin ninguna línea o clima o diálogo memorable, que pese a ser literatura menor se lee de un tirón, logra entretener por momentos y puede que te saque aquí y allá alguna sonrisa, ya que tiene pinceladas de humor. Porque, si es verdad qye el autor y el protagonista son el mismo, lo cierto es que el Guebel que muestra la novela es un cabron simpático.
Y seguramente por eso, ninguno de sus amigos (que escriben en suplementos culturales) se atreve a decir que el rey está desnudo.
Y está bien.
Para qué están los amigos.
Creo que en estos momentos no estaría de ánimo de escoger un libro con semejante título.
ResponderEliminarPero si, como decís, no ahonda en la crisis, no debe de afectar o conmover al lector.
Saludos!!
Hola valeria, muchas gracias por las felicitaciones!
ResponderEliminarDesde ahora ya estoy viendo que ser madre será una experiencia de lo más trascendental.
Gracias por pasar por el blog, me voy poniendo al día poco a poco. Me pasaré en otro momento por aquí para leer la entrada, esas reseñas tan completas que siempre nos ofreces, ya tenía ganas de volver!
Besos.
Luego de Rumble leó ELLA de este autor. No lo conocía. Liviano. Corto. Lo leí en una tarde. También habla de rupturas, perdidas, etc, pero la verdad, no impacta, en absoluto.
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