jueves, 28 de enero de 2010

Ordeno y mando. Ameliè Nothomb

Consegui en Uruguay la nueva novela de Nothomb. Esta vez no incursiona en la autobiografía, sino que nuevamente crea un pequeño universo desenfadado y delirante. El libro comienza con un diálogo teatral inquietante y certero, parecido al que da cuerpo a toda la novela "Cosmética del Enemigo". «Si un invitado muere repentinamente en su casa, sobre todo no avise a la policía», pontifica alguien en una cena. Al día siguiente, Baptiste Bordave sigue este peculiar consejo cuando un misterioso personaje –Olaf Sildur, un multimillonario sueco– aparece en su casa y muere de forma fulminante en su salón. Yo trato de no leer las contratapas de libros que ya sé que me van a gustar, y por eso no voy a delantar ni contar lo que pasa en adelante.... simplemente decir que es un librito que se lee en un solo día, en parte porque es cortito, pero especialmente porque uno queda atrapado en este pequeño delirio, en esta historia a la -como siempre que escribe y cuenta Nothomb- no se le puede exigir lógica ni realismo. Como siempre, ella es quien ordena y manda. Y nosotros, simplemente seguimos su huella por la página, dispuestos a creernos todo.

No es una gran obra, pero tiene encanto y hace reir.

miércoles, 6 de enero de 2010

La Presa. Kenzaburo Oé

Esta nouvelle resulta cautivadora. En sus pocas 100 páginas tiene el poder de sumergirnos en el mundo del narrador, un niño que habita una aldea miserable, aislada, olvidada y despreciada por el resto del mundo (representado por el pueblo vecino. Aislados también entonces, de la Guerra del Pacífico, que sólo parecía ser un pasar de aviones por el cielo. El niño vive con su hermano menor y su padre, y la historia da comienzo a principios de verano, cuando cae un avión enemigo y los hombres de la aldea capturan un soldado negro, que es visto por los niños como una suerte de animal exótico maravilloso. Ese verano, el niño narrador se verá enfrentado a la realidad de ese mundo que hasta entonces desconocía. Alternando momentos mágicos con otros de extrema crudeza, la novela, sin ser excesivamente descriptiva exuda no obstante poesía, nos transporta a esa aldea, al calor, a su pobreza, hasta a su suciedad y sus olores. La historia coincide también, quizás, con el despertar sexual del protagonista, por lo que hay una permanente sensualidad y erotismopresentes. A partir de esta experiencia, es claro que volveré a leer obras de Kenzaburo Oé.