Amelie ya es una amiga, por eso cada vez me cuesta mas hacer una reseña de sus libros. Cuando llega uno a mis manos sé que lo voy a devorar en un dia o dos. Mi intimidad con esta autora es tal que cuando miré la contratapa de “Ni de Eva ni de Adán” que me regaló mi marido, lancé un alarido: -¡La historia de Rinri! ¡Al fin!-. Y es que hay varias referencias a esta historia de amor en novelas autobiográficas anteriores. Es cierto que Nothomb nunca decepciona cuando se convierte en su propio personaje. Ella no necesita de artificios ni de seres míticos para crear mundos extravangantes, porque consigo misma basta. Cada línea que escribe es un manifiesto de su excentricidad, su mirada y su forma de vivir: un poco infantil, un poco anárquica, nunca aburrida.
Ella es única y lo sabe. Y ha logrado que muchísima gente lea lo que escribe, fenómeno respecto del cual es la primer sorprendida. Como dijo Paul Éluard “Hay otros mundos, pero están en este”: Uno de esos mundos es el cerebro de Amelie. Y todos, en la grisura de nuestras vidas, en la cobardía de nuestras elecciones, necesitamos un poco de ese mundo. Por eso engullimos glotonamente sus novelas en pocas horas. Y quedamos siempre a la espera de mas, con la tranquilidad de saber que ella todos los dias, de cuatro a ocho de la mañana, complace nuestra angurria.-
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